Nell Leyshon es fantástica.
Quiero dejar claro esto antes de empezar la reseña que, supongo lo podéis intuir, tendrá alguna crítica personal (pequeña, ya lo anticipo también).
Cuando terminé de leer “Del color de la leche” sabía que había descubierto a una escritora diferente; una prosa fuera de lo normal. Me figuraba que tardaría tiempo en encontrarme con una novela que estuviera al mismo nivel, y por ese motivo seguí con la autora. “El bosque” fue la segunda obra que leí de Leyshon. Bueno… ¿Leí? Debería decir que “devoré”. Me encantó. Me cautivó. Reafirmó mis sospechas. Estaba ante una mujer increíble y ante una voz especial.
Así de contenta empezaba a leer “El show de Gary”. Sabía que no me iba a defraudar… y, en cierta medida, así ha sido. Pero no igual. No como las anteriores veces.
Me ha dado la sensación de que la voz de la escritora era más principiante, como más inexperta. No sabría decir si es el estilo de la novela o los recursos usados, pero me parece que no es un libro tan pensado como los otros dos. Será cuestión de sensaciones, puesto que no es certero (“Del color de la leche” se escribió antes que el “Show de Gary).
Por otro lado, podría ser que esta percepción me viniera del tema escogido. La historia narra la vida de Gary, un tipo con poca suerte que cae en el mundo oscuro e infinito de las drogas. El descaro del protagonista engancha, aunque, a mi parecer, no tanto como nuestra querida Mary o como el pequeño Pawel. Estos dos personajes dejaron el listón alto y si se enfrentan a un joven callejero con un camino difícil en la vida y poca predisposición social… tienen las de ganar.
Estoy esperando con ansia a que la autora saque alguna novedad. Sé que es difícil que te guste absolutamente todo de un/a escritor/a; pero… No sé. Quiero volver a emocionarme con ella como la primera vez.