La escuela está vacía porque ha sido vaciada. La han vaciado. Por prevención, por miedo, por seguridad. Ha estado sin alumnos; a la espera. Han sido meses en que nadie la ha habitado; en que no se oía el timbre entre clases ni a los alumnxs gritarse unxs a otrxs. Los patios de recreo estaban despejados, los pasillos limpios y los departamentos solos. Ha sido extraño ver cómo pasaban los días y se amontonaban las dudas.
Echar de menos la escuela no solo es añorar el edificio: es echar de menos las horas que pasas ahí, la relación con tus alumnos y el saber que estás en un lugar recíproco de enseñanza.
Durante estos seis meses en que las escuelas han permanecido cerradas, a todos nos ha dado por pensar qué pasaría una vez se abrieran. Y de esa idea nace este libro: de visualizar el futuro en las aulas; de preguntarnos cómo vamos a basar una enseñanza pospandémica que, a la vez de incierta, es real y penosamente amenazante.
Los cuatro ensayos que aparecen en esta nueva apuesta literaria de @altamarea intentan poner un poco de sentido común a esta situación que nos ha tocado vivir. Pretenden, a mi parecer, darnos voz a todos los que pensamos que, sin educación presencial, el mundo de la docencia se va al garete.
Es evidente que la pandemia no supone una derrota sino una gran oportunidad para afrontar nuevos desafíos. El problema es de qué manera vamos a hacerlo. Según Federico Bertoni (para mí, sin lugar a dudas, el mejor de los cuatro ensayistas y un gran descubrimiento personal), expone la reflexión de que, una gran parte de la población está más preocupada por custodiar a sus menores que en pensar realmente a quién le estamos haciendo realmente el favor. Solo tenemos que encender la televisión de nuestras casas para respondernos.
Este libro es para todos los docentes que tienen miedo, dudas e incertidumbre. Para los que no saben cómo actuar respecto al mundo educativo. Para aquellos que piensan que la nueva tecnología va a entrar en nuestras vidas de un modo mucho más definitivo que el actual. Para las madres y los padres que quieran sentirse apoyados. Para los que están interesados en nuestros jóvenes. Y para todos aquellos que no están en ninguno de esos grupos: para ellos también.