¿Sabéis esas historias que lees y a medida que avanzas en la lectura te vas imaginando la obra hecha película de antena3? Pues eso es lo que me ha pasado con la “La librería” de Penelope Fitzgerald. Y además era una película de esas de domingo por la tarde. De época. Romanticona, pero no. De esas que no sabes cómo clasificar. (Tengo que ver la adaptación de Coixet ya).
Aunque me ha parecido una historia sin pretensión (ojo, nada malo), me ha aburrido un poco el hecho de que no ocurriera “nada” sorprendente. Y eso no sería inconveniente si la novela estuviera tan bien narrada que me hiciera perder el sentido y no me importara nada más. Pero en mi opinión (y siempre desde ahí), no ha sido el caso.
El libro me parece poco original. No empatizo con la protagonista porque no se da a conocer tanto como me gustaría. No empatizo con su problema laboral porque no muestra sentimientos suficientes como para que yo también me enfade (de hecho, parece como que tampoco se enfada). No empatizo con nada porque se me hace lento, monótono y sin alma. Y me da un poco de rabia, puesto que yo siempre he sido fan de este género y me encantan este tipo de historias.
A lo mejor me ha pillado en plena ebullición lectora y no ha sido el momento. No sé. Hay capítulos en los que parece que arranca (se habla de Lolita y de su primera edición, aparece una niña que ayuda a la protagonista en su negocio, hay un personaje interesante que intenta entrar de pleno en la historia…) pero al final es todo un espejismo. Todo acaba igual que empieza. O eso es lo que me parece a mí. A lo mejor no la he entendido.