Ironía aguda, sarcasmo británico y burla constante: estos tres ingredientes se unen para hornear esta divertida obra de Alan Bennett: Una lectura nada común.
La historia trata sobre cómo la reina Isabel II de Inglaterra, un buen día, se encuentra con un vehículo de biblioteca móvil. A una edad ya muy avanzada, descubre su pasión por los libros y por las historias que se refugian en ellos. No obstante, este afán por la lectura, irrumpe en palacio de manera muy negativa y es visto por otros monarcas y presidentes como un entretenimiento trivial e improcedente para una prestigiosa figura como la suya.
Isabel II, frente a las actitudes contrarias que le vienen encima, sigue con su camino literario y lo hace con humor. Es como una rebelde sin causa, ¡y eso mola mucho de imaginar!
El libro es muy corto, rápido de leer y muy fácil de entender. Es jovial. Es entretenido y te despeja la mente. Te ríes (lo aseguro: a mí me cuesta hacerlo cuando leo comedias). Y además de todo esto, la protagonista nos muestra que no solo crecemos porque cumplimos años, crecemos también porque nos interesamos por otros y aprendemos de ellos.
Porque al fin y al cabo leer es eso: crecer.